Hay distintos tipos de carga y dependiendo de cómo sea la conversión y la potencia disponible, serán distintos los lapsos de tiempo para la recarga:

Tipo 1

El vehículo puede ser conectado a una fuente de eléctricidad doméstica sin establecer ningún protocolo de comunicación ni dispositivo intermedio. Es inseguro y suele usarse para recargar vehículos de dos ruedas.

Tipo 2

Los automóviles eléctricos disponen de convertidores internos que permiten la conexión a un enchufe de corriente alterna doméstico y cargar las baterías mediante un dispositivo intermedio que se asegura de que la carga sea efectiva. Se debe usar de manera esporádica ya que no es recomendado por los fabricantes. Además, las instalaciones caseras están limitados a pocos amperios, requiriendo hasta ocho horas de recarga.

Tipo 3

Mediante una comunicación inteligente entre el automóvil y el punto de recarga, mediante un cargador doméstico, un punto en el aparcamiento de un establecimiento o en un lugar de acceso público. La corriente es más fuerte y permite cargar a mayor potencia y al doble de velocidad.

Tipo 4

Aquí hablaremos sobre la carga rápida, es la más costosa y está disponible en áreas de servicio, centros comerciales y otros puntos de acceso público, y permite recargas mucho más rápidas. Suelen ser de potencia igual o superior a 50kW, lo que permite cargar un coche en menos de 30 minutos.

Dentro de este tipo existen los puntos de recarga ultrarrápida que proporcionan hasta 700 kW de potencia y pueden cargar el 80% de la bateria en 10 minutos. Tambien se ha probado reemplazar la batería agotada por una cargada en unos pocos minutos, pero no ha tenido éxito por los altos costos y la falta de un estándar para baterías de autos eléctricos.